Olvidados, Los. Poética de los ferrocarriles

Los olvidados nos muestra una mirada aguda, profunda y melancólica sobre lo que alguna vez fuera una potente industria en México: los ferrocarriles, que cruzaron el territorio vertebrando por primera vez al país. Entre ellos y el cableado telegráfico surgió la idea misma de nación dotada de cuerpo, gracias al impulso modernizador que caracterizó al Porfiriato. Las imágenes surgen por obra y gracia de la desincorporación de la empresa Ferrocarriles Nacionales de México, inconclusa todavía, y el inicio de concesiones directas a particulares en 1995, ya que son los testimonios y respaldos, primero, del inventario, y después, del avalúo, de los bienes de la que fuera empresa estatal (199-2003): carros-tanques, vagones, contenedores, locomotoras y otras unidades de arrastre; estaciones, rutas, bodegas, talleres, refacciones de vehículos y de maquinaría en miscelánea.

Arqueología industrial que se asume en calidad de práctica forense: las fotografías documentan las autopsias a los cadáveres de lujo de un servicio de transporte de pasajeros y mercancías. Devastación que exige ser estudiada más y mejor; por lo pronto, este libro inicia el rescate de su belleza, afanándose en valorar la poética del dolor y la ausencia que supone ese imaginario fundamental de nuestra cultura desde el 1 de enero de 1873, cuando el entonces presidente Sebastián Lerdo de Tejada inauguró la ruta México-Veracruz. En 1877 Porfirio Díaz recibió 669.5 km de ferrovías y para 1910 la red alcanzaba los 24,719.5 km.

Historia visual gracias a la lente de Ildefonso Acevedo y sus registros, enriquecidos con algunas piezas de Alfredo Briquet, Charles Betts (C.B.) Waite y otras anónimas, que forman parte de la Colección Acevedo Mansour, acompañada por los textos de Luis Ignacio Sáinz orientados a reseñar los dolores del abandono. La curaduría es de ambos; siendo una mínima selección, 150 imágenes, de un acervo de 50 mil fotografías.